Cuando nos comunicamos con otra persona, podemos hacerlo desde diferentes niveles en función tanto del contenido sobre el que hablamos como del grado de apertura emocional.

Si queremos disfrutar de relaciones íntimas con un alto grado de conexión y profundidad, el nivel de comunicación que elijamos marcará el tipo de vínculo que podremos lograr.

Existen 3 niveles de comunicación:

1. En el primer nivel, tu y yo hablamos de algo ajeno. Así, podemos hablar de otra persona, de un evento, de una situación… En este nivel de comunicación no expresamos nada sobre nosotros. Hablo única y exclusivamente sobre algo externo a nosotros a lo cual estoy haciendo referencia.

“Maria siempre está diciéndome qué tengo que hacer, podría mirarse un poco a ella misma”

2. En un segundo nivel, podemos hablar de cómo nos sentimos con respecto a algo ajeno. Podemos hablar de cómo me estoy sintiendo con algo que me pasa con otra persona, o cómo me siento y qué pienso con respecto a algún hecho o situación. Hablaríamos por ejemplo de cómo me he sentido hoy en el trabajo, de lo que me pasa con una amiga, con un familiar…

“Hoy Maria ha vuelto a decirme lo que tengo que hacer, me estoy cansando, me siento muy invadida cuando hace esto”

3. Finalmente, el tercer nivel de comunicación consiste en compartir con la persona con quien estás hablando tus sentimientos o reacciones ante algo que te ocurre con ella. Este es el nivel de comunicación que más intimidad crea en una relación, puesto que el grado de apertura emocional es mayor.

“Me siento muy apoyada cuando me escuchas sobre el tema de Maria, hoy me ha vuelto a decir lo que tengo que hacer y me estoy cansando, me siento muy invadida. Me ayuda mucho poder hablarlo contigo, siento que por lo menos me desahogo”

No hay ningún nivel de comunicación mejor que otro, simplemente depende del momento, de la persona con quien me relaciono, y de qué sintamos que nos resulta más adecuado.

Si queremos profundizar en el grado de conexión que tenemos con otra persona podemos elegir hablar desde el tercer nivel, mostrando cómo nos sentimos dentro de esta relación.

Podemos por ejemplo agradecer y reconocer aquello que recibimos del otro, y también podemos compartir cómo nos sentimos cuando algo nos hiere o nos afecta de alguna manera.

Compartir desde este nivel más profundo nos va a hacer sentir vulnerables, especialmente cuando confrontamos algo que nos hiere respecto al otro. En este caso el miedo a ser heridos, juzgados, no comprendidos… se puede interponer en que elijamos este nivel de comunicación y apertura. Por ello, frecuentemente, suele ser un tipo de comunicación que reservamos sólo para relaciones que nos hagan sentir una cierta seguridad y apreciación.

Si decides hablar con tu pareja sobre algo que te sucede con ella, es importante distinguir entre hablar sobre tu pareja (no me escuchas, no te pones en mi piel, vas a lo tuyo, eres egoísta…) o hablar sobre ti (no me siento escuchada, no me siento comprendida, me siento sola, necesito ayuda…)

Solamente cuando hablas sobre ti mismo, en primera persona, estarías facilitando este mayor grado de apertura y conexión. Hablar sobre el otro genera defensividad en la otra persona y es un obstáculo para la comunicación.

Es cuando nos atrevemos a mostrarnos vulnerables y compartir nuestros sentimientos cuando logramos crear vínculos más profundos y con mayor conexión emocional.