Entre los aspectos conflictivos más comunes en una pareja están las labores del hogar. Cuando existe un conflicto en este área, por lo general es debido a que ambos miembros de la pareja sostienen ideas distintas sobre estas tareas, su importancia y su forma de realizarlas. 

Cuando uno de los dos no cumple con las tareas que ha acordado realizar, que estadísticamente suele ser el caso del hombre, la mujer suele sentir que no la respeta ni la apoya, lo cual lleva al resentimiento y a la insatisfacción. Muchos hombres se educaron en hogares tradicionales, donde el padre no realizaba ninguna labor doméstica ni la madre pedía su colaboración.

Es evidente que los tiempos han cambiado y tanto los hombres como las mujeres no consideran justo que la mujer recoja la casa al volver del trabajo mientras él descansa leyendo el periódico. Sin embargo, los viejos hábitos y patrones aprendidos en la infancia pueden ser difíciles de eliminar. El hombre puede sentir que cuando colabora en las labores domesticas deberían aplaudirle, y cuando lo que encuentra es que su pareja le pide más, sus ganas de colaborar van a menos.

No es cierto que ambos miembros deberían como regla inamovible realizar el cincuenta por ciento de las tareas de forma exacta. La clave no es la cantidad de tareas sino cuál es la cantidad que tu pareja considera suficiente.

En algunas parejas esto puede ser una división equitativa, pero en otros casos la pareja queda satisfecha con una colaboración basada en realizar las tareas que el otro detesta, o incluso con estar de acuerdo para contratar a una persona que ayude con la limpieza semanalmente.

Si las tareas de casa es un asunto donde se presenta conflicto, podéis realizar conjuntamente una lista de tareas y expresar cada uno vuestro punto de vista sobre la situación actual y compararla con cómo os gustaría que fuera, realizando una repartición en base a la situación ideal para ambos.

Lo importante no es sólo la cantidad de tareas que realiza cada uno, existen dos aspectos igual de importantes, que son el compromiso y la flexibilidad con lo que se ha acordado:

  • que cada uno realice aquello a lo que se ha comprometido sin que el otro tenga que pedírselo
  • que exista suficiente flexibilidad como para que uno pueda hacer un día la tarea del otro porque lo ve cansado o saturado con otras cosas

Esta flexibilidad y predisposición añade importantes fondos al banco emocional de la pareja y contribuye a crear acercamiento y conexión íntima física y emocional.