La relación de pareja se da entre dos personas que al mismo tiempo que han creado un vínculo y una unidad, siguen siendo dos. Tan importante es cuidar esta unidad como cuidar el espacio y las necesidades individuales de cada uno.

En ocasiones surgen conflictos relacionados con cómo compaginar las necesidades propias y las necesidades de la pareja. Un ejemplo: domingo por la mañana, Miguel se levanta con necesidad de ir en la bici, hacer deporte al ire libre; ha estado pasando unos días difíciles y necesita este momento para él, mientras, su pareja necesita que salgan los tres, ellos y su hija a dar un paseo o a hacer algo juntos.

Esta puede ser una típica situación que acabe en conflicto. Veamos dos posibles salidas:

Maribel:

Casi no te he visto en toda la semana, necesito que salgamos un rato con la ni ñ a, no me puedo creer que te levantes y te vayas a tu bola como si no estuviéramos

Podemos intuir los sentimientos de abandono y soledad que transmiten las palabras de Maribel y las posibles creencias que hay detrás: “no le importo, no le importamos, es un egoísta…”

Miguel:

No voy a mi bola Maribel, pero necesito irme un rato en la bici, sino creo que voy a estallar. Iros vosotras un rato con tu madre, esta tarde podemos ir al parque o donde quieras

Si nos ponemos en la piel de Miguel, y sabemos que su empresa está pasando por un ERE, su puesto de trabajo ya no está seguro, podemos entender que le exigen más que nunca y siente que no puede más. Trabaja 11 horas al día de lunes a sábado y se siente frustrado, infravalorado y abusado. Además de necesitar un rato para sí mismo, es posible que también necesite la dosis de endorfinas que el deporte pueda proporcionarle. Aunque adora pasar tiempo con su mujer y su hija su situación le sobrepasa y le gustaría que Maribel le entendiera y le apoyara más.

Si cada uno decide cerrarse en sí mismo, Maribel se sentirá profundamente sola y triste, y creerá que no es importante para Miguel, mientras que Miguel se sentirá no escuchado ni tenido en cuenta, igual que en su trabajo. Esta situación no es ciencia ficción, sino muy habitual. 

Ahora veamos qué ocurre cuando existe algo más de empatía. Maribel se da cuenta de que la situación de Miguel en su trabajo es terrible, cuando se para a comprender cómo le exigen y aprovechan la situación para abusar de su tiempo y capacidad, recuerda cómo también vivió algo parecido en un trabajo anterior. Siente indignación y ganas de proteger a su marido. Sigue sintiéndose muy sola, últimamente a penas pasan tiempo juntos y saturada por todas las cargas familiares que caen sobre ella debido a que él no está para ayudarle. Propone a Miguel que se levante un poco antes y salga un rato solo, pactan el tiempo en el que él estará fuera y la hora en la que saldrán juntos con su hija a dar el paseo en familia. Deciden para compensar el madrugón que hoy la siesta es ineludible, y que el resto de la tarde estarán tranquilos en casa los tres sin visitas. Ingredientes que han sido necesarios: empatía, serenidad, aceptación, creatividad y negociación.

Por su parte, Miguel se da cuenta de que Maribel lleva todo el peso del cuidado de su hija y él también echa de menos terriblemente pasar más tiempo con ambas. Aunque tiene muchas ganas de salir con la bici, también disfruta cuando hacen cosas juntos. Le ha gustado la idea de salir temprano con la bici para tener tiempo de ambas cosas en su mañana de domingo. Aunque también deseaba no tener que madrugar por un día, esta es la parte que decide sacrificar, pero la perspectiva de la siesta le compensa y tranquiliza.

En la forma como Miguel y Maribel han resuelto finalmente esta anécdota de domingo por la mañana ha tenido un papel fundamental la práctica de la empatía.

Es fácil entender que nuestra pareja tenga sus necesidades individuales, podemos entenderlo por sentido común. Sin embargo, en los momentos en los que sus necesidades chocan con las nuestras este entendimiento se pone a prueba.

Nuestro proyecto de vida juntos se basa en que facilitemos que nuestra pareja se sienta bien y disfrute del contexto adecuado en el que se pueda desarrollar y evolucionar. Esto no quiere decir que renunciemos a nuestras necesidades, sino que aprendamos a satisfacerlas al mismo tiempo que facilitamos que nuestra pareja satisfaga también las suyas utilizando la empatía, la aceptación y la negociación.