Aunque ya hemos dedicado un apartado a la comunicación, la empatía es tan importante para la conexión emocional y el vínculo que merece su propio capítulo aparte.

Cuando hablamos de la comunicación, veíamos que la empatía es una puerta en dos direcciones, tenemos que permitir que la otra persona entre en nuestra vida emocional y ponernos en su piel. También añadíamos que, cuando estamos heridos, tendemos a cerrarnos, y es difícil que en una situación de conflicto podamos realmente practicar una buena empatía.

He escogido conscientemente esta expresión: “practicar empatía”. No es suficiente con creer que entendemos a otra persona, es importante mostrarlo y además tiene que ser real. Si no estamos sinceramente sintiendo empatía hacia la otra persona, no lograremos la cercanía emocional a la que aspiramos.

Muchas veces decimos al otro: “yo te entiendo pero…” y a continuación viene nuestra argumentación con nuestras razones. Realmente hemos dedicado 4 palabras a expresar la comprensión que creemos tener: yo-te-entiendo-pero, y además, con el pero en realidad lo que estamos confirmando a la otra persona es que no hemos entendido nada.

¿Cómo podemos saberlo? Nunca he conocido a nadie que se sienta realmente escuchada tras decirle estas 4 palabras. No es lo mismo entender racionalmente que percibir y comprender las emociones de la otra persona. No es lo mismo entender racionalmente que tu pareja pueda estar enfadada por esperarte dos horas que realmente comprender lo sola, abandonada o engañada que puede haberse sentido mientras te esperaba. Cuando esta comprensión es emocional y sincera esto se transmite al otro a través de nuestra actitud.

Algunos pasos que ayudan a transmitir la empatía son, dar la razón a la otra persona (sí, siempre hay algo en lo que tu pareja tiene razón, aunque no tienes porque estar de acuerdo en todo), repetir o resumir lo que acabas de oir (transmitiendo con esto: “te escucho”), y hacerle saber que imaginas cómo se debe estar sintiendo y expresar qué emociones creemos que siente. Algo como: “cariño, tienes razón que habíamos quedado que ayer llegaría antes del trabajo. Dices que es imperdonable que me haya olvidado y me imagino que debes sentirte muy decepcionada y frustrada por mi olvido. Hablame un poco más sobre cómo te estás sintiendo.”

Si nuestra empatía es sincera, encontraremos la manera de decirlo con nuestras propias palabras. Después de haber escuchado genuinamente deberíamos expresar lo que sentimos nosotros, con tacto y enfocándonos en lo que sentimos, sin inculpación. Esto querrá decir que también nos hemos escuchado previamente a nosotros mismos, tomando conciencia de lo que nos sucede. Enfocar la comunicación de esta forma ayuda a fomentar la intimidad emocional y la resolución de conflictos.